Silvina Vital | FÁBULA DEL RATÓN INCOMPRENDIDO

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Silvina Vital | FÁBULA DEL RATÓN INCOMPRENDIDO

Cierto día apareció el hombre con un aparejo de madera, resortes y alambres. “¡Una ratonera!”, pensó inmediatamente el ratón. Corrió entonces a alertar a los otros animales de la casa.
“No es mi problema”, dijo la gallina, “yo jamás entraría a la casa y mucho menos pondría una pata ahí dentro”. Corrió entonces a alertar a la vaca.
“No me interesa; es una trampa muy pequeña, inofensiva e inútil para mí”. Corrió finalmente a alertar al canario.
“No corro ningún peligro, en mi jaula aquí tranquilo”.
Confundido el ratón corrió velozmente a su guarida y dese allí montó guardia.

Esa noche una enorme araña peluda atravesó la sala y en un descuido de sus patas se disparó la trampa. Por la mañana el hombre encontró la araña moribunda en la ratonera, y en cuanto se acercó, la desdichada le clavó sus pinzas y liberó su veneno. Gritó el hombre horrorizado, y el ruido y el susto mataron al canario.

El hombre cayó enfermo y durante un tiempo recibió enormes cuidados. Su esposa mató a la gallina para alimentar al hombre, mas sus esfuerzos por salvarlo resultaron vanos. La esposa vendió entonces la vaca para cubrir los gastos del entierro.

Dice la fábula que, acurrucado en un rincón de su guarida, todavía llora el ratón el desconcierto y la pena, triste y sin amigos.





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