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Sergio Francisci | Entonces entra Troya en el caballo

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ENTONCES, ENTRA TROYA EN EL CABALLO

El infierno y el paraíso. Evitar el infierno y ganar el paraíso. Ventero, la taberna está sitiada. A construir una escalera para trepar el muro, manos en aceite y discos de corte. Entonces, laberinta al minotauro: tauromínimo. Entonces, Teseo y Aquiles salen del cabaret. Entonces, entra Troya en el caballo. Aberración de la fábula, aberración de espéculo. Se sigue la tribulación de la palabra o, si desea, mire cómo baja la luna del cielo. Entonces, laberinta al minotauro: tauromínimo.

Mugrientas paredes que escurren orines, pasajes techados con pestilencias. Moscas. La literatura suele omitir el escenario allí donde lo que importa es la anécdota. En este lugar la historia pasó, ya fue. Apenas algún poeta alucinado puede despellejar de su memoria un minotauro de palabras. Ya no hay talismanes de fracasos heroicos, mucho menos el retorno de algún eco. El laberinto se pierde en sí mismo, se empuja, se laberinta... y se desvanece en la escritura de un relato episódico. El alucinado poeta, tauromínimo de patas embostadas, narra la piedra: no edifica versos; narra la piedra para crear un muro. Y tal prodigio es mejor ventura pues otorga sentido al futuro.

Aún queda algo por hacer: trepar, trepar, trepar.

Entonces, Teseo y Aquiles salen del cabaret. Entonces, entra Troya en el caballo. Teseo y Aquiles salen del cabaret. Borrachos, obscenamente borrachos, saturados de insultos y alcohol, abofeteados por los labios sexuales del suburbio. Han olvidado, esa madrugada empantanada, todos los nombres y todas las historias: gozan del arcaico privilegio de sentirse humanos. Uno dice al otro, no incumbe a este relato quién de los dos enuncia:
- "No vuelva nunca más, siempre vaya.

El regreso es un acto inadmisible en los espacios y en los tiempos que hemos definido. De ahí que las intenciones para recuperar el pasado, retornar al terruño, volver a los amores viejos, colman el espíritu de angustia y melancolía. No diga "vuelvo", diga "voy". Comprenderá lo que afirmo apenas sus labios pronuncien las palabras: "Voy a mi hogar olvidado, voy a mi pequeña niñez herida de jazmines".

Teseo y Aquiles vomitan sobre las paredes de un poema. Solos, apenas observados por dioses enjaulados en los estantes de una biblioteca. Aún les queda algo por hacer: trepar, trepar, trepar. Entonces, entra Troya en el caballo. Entonces entra Troya en el caballo. La luna ya bajó del cielo y colapsa, mácula de cráteres, en el filo justo del muro. Su cara siniestra observa lo que nos oculta el muro, el estigma del horizonte. Asoman los astrólogos por su lado oscuro e irrumpe su jerga en el telar: acromatizar la luz del hemiespacio incidental, catóptricas que acechan por doquier, dióptricas en las superficies refringentes…

¿Volver? Ni en pedo. No. No me lastimes las cornisas del alma. No es posible observar sin perturbar lo observado. Corceles bíblicos, hartos de tolerar a sus jinetes, nos preguntan:

- ¿Ganar el premio o evitar el castigo?

Y repiten: - ¿Ganar el premio o evitar el castigo?

Ganar el premio o evitar el castigo.

Nosotros, nosotros, nosotros, más preocupados por evitar el infierno, desatendemos al paraíso.

Aún queda algo por hacer:
La escalera la necesitamos, sí o sí, antes de que amanezca.







(Un papel, manoseado por el viento, donde se lista: Hierro ángulo; 1 ¼ x 1/8; 6 elementos, 2700 mm; 2 piezas, 3808 mm. Hierro planchuela; 1 ½ x 1/8; 15 piezas, 2660 mm; 9 piezas, 1978 mm. Hierro redondo; 5/8; 39 piezas, 410 mm. Paso escalones, 300 mm).







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Sergio Francisci | Jamlet al Sur

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Sergio Francisci | Jamlet al Sur


De noche, con los oídos puestos en la luna,
se escucha el andar de los caminos


Que Jamlet al Sur es Dublín, que Isidoro es Saladillo. Que el mapa es el tesoro y que vos sos el mapa y el camino.

Dice un cantor orillero:
“Solía navegar hasta el fin del mundo
Zarpaba las noches de luna llena” [1]

Dice una voz en las redes de pescadores: “A veces miro mis pies y me pregunto
por qué estarán tan lejos de mi cabeza
entonces me arrodillo y todo se ve más claro” [2]

- ver claro y brotar en el camino
- para no caminar de rodillas...

Las alas de un pájaro cruzan la noche del cielo. Si miran con los ojos cerrados, se escuchan cuentos. Cuenten…

- de tanto mirar la luna
- es que debe haber un lugar en la noche, vecina
- y alguien con quien contar los cuentos...

Hay noches que sin vos son ciegas ventanas oscuras...

Pero ahora venga usted, deje de lavar esos platos y bailemos…
Bailemos la plegaria del fabulante que cuenta:

“Que tu sombra acompañe las huellas por labrar; abandoná sin remordimientos las que se aferren al paso dado.
Que los desiertos te abran el horizonte cuando el alma se te marre a un recuerdo.
Que los bosques templen tus miedos atroces en las costillas de un lobo.
Que los pueblos no te oculten el camino cuando escuches la voz de sus calles.
Que los hombres no humanicen tus gritos desesperados.
Que los sueños no te despierten en la mitad de un milagro.
Que las palabras te signifiquen cuando te busques en los laberintos de un relato.
Y Que la lluvia te llegue del cielo y no de los dioses. [3]

Venga, deje de lavar esos platos y bailemos…
Que el mapa es el tesoro y que vos sos el mapa y el camino.

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[1] Ber Stinco | [2] Mercedes Mayol | [3] Diógenes Hozté






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Sergio Francisci | Mañana es mejor

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Sergio Francisci | Mañana es mejor


- Mañana es mejor: habremos nacido un poco más.
- ¿le parece?
- Sée… se lo digo yo que ando cayendo alrededor del mundo. Cayendo y cayendo alrededor del mundo en una órbita que parece perpetua.
- Mireusté, caer alrededor de las cosas es como no tener un lugar.
- Maso. Y encima uno se acostumbra a mirar el mundo como quien observa un grano de arena en el desierto.
- ¿y eso es malo, viejo fabulero?
- De tanto ver un grano de arena puede usted mañana olvidar el desierto universal.
- granos de tiempo, mañana
- mañana tuve un jardín donde florecieron raíces
- esa es una idea oscura, no hay viaje a la semilla en estos tiempos
- Mañana es mejor: habremos nacido un poco más.

- “pinta tu aldea…” seduce la voz del Conejo de la Luna. Falaz, apóstata, ilusorio: fabulante. Ya lo vimos en otras lunas. Ciertas constelaciones lo prefieren romántico, señor blablador.

- que se inscriba entonces en las constelaciones del universo y que procedan mis labios a besar los caminos de tu cuerpo…

- Eso, siga por ahí
- si no ponés cuidado en el jardín, mañana puede ser nunca
- mañana quiero florecer tu vida, mañana después de la noche, mañana antes de la noche, mañana
- mañana voy a verte nunca dicen las redes donde el río del cielo.
- porque lo prohibido en el río puede pecarse en el cielo y a cielo revuelto, ganancia de pecadores.
- ¿y qué hago con estas notas?
- lleve, mañana me escribe algo

- mañana otra vez ayer
- y ojo con dejar para mañana lo que puede deshacer hoy
- ¿por?
- y, hoy usted pugna por algo
- sí
- está bien eso, pero sólo hoy
- ¿por?
- es un asco que mañana vuelva a pugnar por ese algo
- ¿por?
- porque mañana usted habrá de re-pugnar

- Mañana es mejor: habremos nacido un poco más.
- Tabién… vaya, que yo le sigo cayendo y cayendo alrededor del mundo en una órbita que parece perpetua.

- ¿Hoy se escribe lo que pasa o se escribe hoy para que pase mañana?

- Hagamos la prueba. Le escribo. Le abro las hojas a la tarde. Mañana, una letanía de domingo se irá por calle Italia hasta el río. Paranada. El río. Paso por la esquina desnuda de milagros. En una frágil mirada que se torna bruma le hago un cuenco de besos. Y se lo cuelgo en un eclipse que pasa. Para que se lo deje en ojos de gatos de agua y conejos voladores. Mis mejores compañías esperantes.

Bueno, vamos, ya es suficiente por hoy. Hágame un favor, que en verdad ando cayendo y cayendo alrededor del mundo sólo para alcanzar a la luna. Si la ve por ahí. Dígale usted que de amarla existo.

- ¿Algo más?
- Y, un deseo: si me encuentran, busquenmé. .




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GESTOS | Por Sergio Francisci




 



Los escritores fabulan árboles. Y en un gesto que cuenta su hacer porfían en talar árboles para crear hojas de papel.

Los árboles fabulan bosques. Y en un gesto que cuenta su hacer porfían en crear aire para que sus verdugos respiren.













CASAdeÁNIMAS | Antilogía de Fabulaciones




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INVIERNO | Por Sergio Francisci




 


Cuando el invierno llegue para siempre será de noche.

Cuando el invierno llegue para siempre será la noche eternamente.
Cuando el invierno llegue para siempre la humanidad dejará de existir en el mundo.

Al mundo, la extinción de una especie de bípedos, le será indiferente. Salvo por una cuestión sentimental: cuando el invierno llegue para siempre ¿quién le contará cuentos a la noche?












CASAdeÁNIMAS | Antilogía de Fabulaciones




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Ricardo



Sergio Francisci
 Ricardo



Bajo un estacionamiento de la ciudad de Leicester es hallado un esqueleto marcado con cicatrices de combate.
El progreso construyó el estacionamiento de Leicester. Antes, en el lugar, existía un monasterio.
Dicen que los huesos hallados en el estacionamiento son los huesos de Ricardo III.

Diez heridas presenta el esqueleto del rey. Ocho en el cráneo. Dos de estas heridas fueron potencialmente mortales.

Celebran el hallazgo. 528 años después, los huesos del rey serán trasladados a la Catedral. O no. 

Hubo conferencias de prensa y la noticia se publicó en miles de medios de difusión.

Un rey es un rey.

Y no importa que Ricardo III haya sido un carnicero represor a quien el pueblo le dio la espalda.
Inglaterra encontró a su rey perdido.
Y ahora se disputan los restos. El trofeo.

Hubo, en otro lugar y en otro tiempo, otro Ricardo.
Pero no era Ricardo III sino Ricardo de Río III.
Han pasado 37 años y Ricardo de Río III sigue desaparecido.
Y están los que dicen:
Sin prueba, sin cuerpo, sin tumba, no hay muerto.

Y no hay catedral. Ni conferencias de prensa. Ni noticias en los medios de difusión para Ricardo de Río III.

Porque un rey es un rey.
Pero el nombre de un hombre es otra cosa. 






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