Cintia Ceballos | Ni tan real ni tan absoluto

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Cintia Ceballos | Ni tan real ni tan absoluto


Ni tan real ni tan absoluto,
asistimos a la manifestación
de los primeros colores. Se fue dando de manera
paulatina y creciente,
extendiéndose por milenios.
Fue también del mismo modo
que ojos y manos
se manifestaron
con una razón primera.
Al rostro chato y uniforme
se le dibujaron con la timidez
de un esbozo, pequeñas o profundas hendiduras,
relieves y caminos venturosos.
Del tronco, raíces y ramas
se alargaron en camino
milimétrico y lento,
hasta encontrar las raíces un tope
y las ramas un ramillete de cinco yemas
habilidosas y maravillosamente
inquietas.
Ni tan real ni tan absoluto
asistimos a la manifestación
de los primeros colores.
Cuenta la leyenda que antes de ser
manifiestos y corpóreos,
todos tuvimos casi el mismo sueño:
unidos en abrazo solidario
asistíamos a la manifestación de los primeros colores,
amanecidos, mojados, enlodados, florecidos, asoleados y cubiertos de
estrellas.
Cuenta la leyenda que supimos de inmediato cuál era la labor primera,
fundacional y primigenia,
manifiestos ahora en diversos recipientes,
debíamos recordar el sueño, reconocernos y reconstruir el abrazo
lenta y paulatinamente, primero con nosotros mismos, luego con otro
y otros
hasta volvernos un todo
amanecido, mojado, enlodado, florecido, asoleado y cubierto de
estrellas.
Cuenta la leyenda que cada vez que dos o más se encuentran,
el recuerdo del sueño se hace menos borroso.






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