Caídos, Pero No Vencidos | Notas 1

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INTROITO. Rapsodia Bohemia. Canto, Rapsodia, Fricción.

Propuestas de fabulación:
Donde los eruditos o erutitos pueden discernir entre “canto” o “rapsodia” para concluir en la inútil microFricción de la ambigüedad. O no.

Y donde, además, pueden discriminar razones entre “Odiseo” y “Ulises” para arribar al continente semántico de nuestro “Odiseado Ulise, el Ulise”. O algo por el estilo.

RAPSODIA 1. De canto. El Ulise, La Obnúbila, La Palas.

Propuestas de fabulación:

“Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Obnúbila, anduvo peregrinando larguísimo tiempo al cuete…”

Y la musa, musa. Ni una palabra. Ni un mensaje de texto. Ni un mísero comentario en los facebukos de los escribas fabuladores.

De donde resulta que Ulises García, será odiseado como “El Ulise”.

Para tranquilidad de quienes odiseamos al Ulise, bueno es saber que el peregrino destruyó la sacra ciudad de Obnúbila cuando ésta, aún, no existía.

“Obnúbila” es una ciudad que coexiste, en espacios y tiempos de incertidumbre observacional, con la ciudad “de la Rosa y el Río”, que es una ciudad que coexiste, en espacios y tiempos de incertidumbre observacional, con la ciudad de Rosario, que es una ciudad que coexiste, en espacios y tiempos de incertidumbre observacional, con el “Desierto de Dulce de Leche” y así hasta que se complete algún mandala o que alguien venga y diga “angarrá esta cadena y mandala al diablo”.

Data cartográfica. Visto que en cierto relato apócrifo de falaces odiseas se ha escrito que parte del despelote acaeció porque unos “insensatos” se morfaron las vacas del Helios del Sol y que el susodicho Helios del Sol resultó ser hijo de Hiperión Hiperión qué grande sos, se concluye en la siguiente data cartográfica: Se instala en la desembocadura del Arroyo Saladillo el lugar que, en algunos espacios temporales, se conoce como “Frigorífico Swift”. Dicho lugar, en las cartografías de Obnúbila, será consagrado como “El Orto de Hiperión”, sitio donde será contada “La hecatombe de toros y corderos”.

La expresión “insensatos, no se morfen las vacas que son del orto de Hiperión” queda sacralizada para usos diversos de citas en estas crónicas.

La Palas. Esa que los admiradores nombran como “la deidad de los zarcos ojos” y los detractores llaman “la deidad de ojos de lechuza”.
La Palas. Esa que ciertos consumidores consumidos de la ciudad de la Rosa y el Río solo conocen como “Palas Garden”.

No es prohibido el uso de las siguientes bellas obras de palabra plagiadas de ciertos relatos apócrifos y falaces: “En las cóncavas naos” | “Y arrasándosele los ojos de lágrimas, hablóle así…” | “Hasta que Palas le difundió en los párpados el dulce sueño”


 

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